Despoblado de Paduls
Vestigios del despoblado
Iglesia inédita
Ábside
Detalle de la curvatura del ábside
Tuvimos agradables charlas con dos de sus vecinos, que nos indicaron un total de siete despoblados. Nos hablaron principalmente de tres de ellos: Cheverraza, Jarne y Paduls (también llamado “El Coro”), que parece consideraban más interesantes, al menos por el elevado número de “espedregales” que todos ellos albergaban. Tomamos buena nota de todos ellos con la idea de, poco a poco, irlos visitando.
De varios de estos despoblados ya teníamos constancia gracias al incombustible Ricardo Mur, que los cita en uno de sus viejos libros. En este caso nos referimos a Geografía del Voto a San Indalecio, editado en el año 1991. En este trabajo sí aparece citado el despoblado de Paduls: "Topónimo conservado en el barranco de Paduls, al este de Atarés, entre el despoblado de Jarne y Oroel. Hay ruinas en el curso alto del barranco. No habría que ubicarlo, pues, en el lugar conocido como "Paúl Mayor", como supone Antonio Ubieto, en la Val de San Miguel, dentro del valle de Atarés." Este texto de Ricardo Mur fue nuestra primera información del despoblado que, años después, visitamos.
No hemos conseguido muchas referencias sobre Paduls. Antonio Ubieto Arteta dice que “En enero de 1188 Alfonso II de Aragón dio al monasterio de Santa Cruz de la Serós la Honor de Atarés, con sus villas, entre las que estaba Paduls”. También nos transmite Ubieto que su iglesia pertenecía al priorato de Jaca en el año 1279. Otro dato que conocemos es que Paduls en 1393 todavía estaba habitado.
Con la información que nos refirieron en el pueblo, un mapa de la zona y algunas notas de toponimia, nos presentamos el pasado 27 de septiembre, domingo, de nuevo en Atarés, acompañado de mi compañero de andanzas por el monte Miguel Barrutia, dispuestos a visitar los despoblados de Paduls y Jarne. El día amaneció frío y con algo de viento. Desde Atarés tomamos dirección este por la pista del cementerio y, aproximadamente un kilómetro después de rebasar la pardina o casa de Arosa, dejamos el coche y comenzaremos el ascenso hasta el despoblado, siempre en rigurosa dirección norte.
El despoblado: Como había llovido unos días antes el terreno estaba mojado y con algo de barro. Fue un paseo agradable entre pinos, algo de boj y maleza baja que, de momento, no incordiaba. Llegar hasta Paduls es cuestión de 20-25 minutos escasos. Todo en subida, eso sí. Como no hay senda lo hicimos por donde pudimos. Pronto vimos muros de piedra -pequeñas fajas- que tuvimos que sortear. No tardamos en localizar el despoblado. Media docena de grandes amontonamientos de piedras, la mayoría sin forma definida. Alguna esquina bien hilvanada realizada con buen sillarejo, pero nada que pudiéramos identificar con una iglesia. Realizamos muchas fotos, pues había largos muros de piedra muy fotogénicos que merecía la pena inmortalizar.
Después de un rato de búsqueda, de tomar una veintena de fotografías a los restos del despoblado y de sustituir las agotadas pilas a nuestro GPS, detectamos un edificio aislado hacia el norte, sobre un pequeño promontorio. Estaba prácticamente engullido por la vegetación (aliagas y zarzas principalmente), maleza bastante menos amable que la que encontramos a nuestra llegada. Llamaron nuestra atención los buenos sillares de su costado suroeste, que fue lo único que sobresalía entre la cortina vegetal que lo envolvía. Nos pareció evidente, por su extraordinario tejido pétreo, que no se trataba de un edificio cualquiera. Al tratar de rodearlo por su cara oriental observamos su cabecera semicircular y confirmamos que se trataba de la iglesia. Tuvimos que dedicar un buen rato a desmalezarla, ya que no se veía medio metro de pared limpia.
La iglesia de Paduls: Se trata de un edificio de planta rectangular encabezado por un ábside semicircular orientado al este, con ligera desviación sur. Se armó con buena piedra sillar y sillarejo de mediano calibre, especialmente la cabecera, formando hiladas uniformes que carecen de marcas de cantería. Perviven unas 4-6 hiladas del ábside, algunas más en determinados tramos de los muros sur y oeste. El aparejo de la zona de los pies presenta un aspecto más rudo. El grueso paramental oscila entre los 0.80 metros del muro occidental y el metro exacto del ábside. Interiormente destacaremos una credencia abierta al sur, en el tramo presbiterial. La puerta de acceso se localiza al norte, descentrada hacia los pies. La abertura de la puerta en el muro septentrional no sigue pautas comunes. En este caso concreto pensamos en dos opciones. La primera es que por el norte el acceso parece algo más sencillo que por el sur, aunque dado los derrumbes y la maleza todo es bastante engañoso en estos momentos. La segunda tiene que ver con un cercado de piedra de varios metros cuadrados que ocupa todo el costado norte del devastado inmueble, con pequeño hueco de abertura de acceso, también al norte. Nosotros, con todas las reservas, pensamos que podría identificarse con un cementerio, posiblemente posterior a la ermita y seguro vinculado al despoblado. Una posibilidad es que la puerta de la ermita originalmente abriera al sur o a los pies, y que en algún momento que desconocemos se cambiara, quizá, para facilitar el acceso desde el camposanto. En cualquier caso solo son elucubraciones y lo único cierto es que actualmente el hueco de acceso abre a septentrión.
Datación: Por lo que el edificio nos muestra estimamos que podemos llevar su cronología hasta los siglos XI-XII, principalmente por su cabecera, orientación, el buen tamaño y alineamiento de los sillares -aún sin pulimentar-, y porque se trata de la iglesia de un despoblado documentado hace muchos siglos.
Cristian Laglera Bailo
*Artículo publicado en El Pirineo Aragonés (02-10-20) y en el Diario del Alto Aragón (13-10-20)