31/5/21

DESPOBLADO DE CASTELILLO E IGLESIA DE SAN SALVADOR

                                                       

Iglesia de San Salvador (muro sur)

Detalle del aparejo

Muro este (cabecera)

Despoblado de Castelillo


Hace tiempo que estamos trabajando un listado de más de 300 despoblados de origen medieval englobados en La Jacetania. La idea es, poco a poco, tratar de documentar, estudiar y fotografiar el mayor número posible de estos pueblos, aunque, sin duda, fueron muchos más de los 300 que a día de hoy tenemos documentados.

El pasado 1 de abril lo dedicamos a visitar algunos de los despoblados medievales que teníamos pendientes por la zona de Caniás, Banaguás y Guasillo. Una vez más, formo dúo con Miguel Barrutia, conocedor como nadie de esta comarca y sobre todo, buen amigo. Uno de los objetivos del día era el despoblado de Castelillo. Supimos de él por diferentes citas históricas y por un texto de Ricardo Mur, que lo cita en su libro Geografía medieval del voto a San Indalecio, publicado en 1991. También aparece citado en el Libro de La Cadena de Jaca, con menciones en los años 1042 y 1208. Hay un tanto de confusión con este nombre, pues, en diferentes citas, textos y estudios, aparecen citados indistintamente los nombres de Castelillo, Castellilo, Castellillo, Castetillo, Castetiello y Casterillo. También sabemos que existió un Casterillo en la zona de Mianos, añadiendo más confusión, si cabe. En cualquier caso, en este artículo vamos a poner sobre la mesa toda la información que, hasta el momento, hemos recopilado por diferentes canales sobre este lugar.

Poco antes de llegar a Caniás, nace una pista a nuestra derecha en dirección a Guasillo, pista que deberemos tomar. Transcurridos unos metros, hay una bifurcación en la que hay que coger el ramal de la izquierda. Desde la bifurcación, hay que caminar unos 15‑20 minutos más, hasta unos altos boscosos, y colocarnos unos 300 metros al norte de unas granjas, que dejaremos abajo.

Si hemos seguido bien las indicaciones, habremos dado con los despojos de un despoblado que nosotros identificamos con Castelillo, principalmente por las siguientes tres razones:

1) Ubieto Arteta lo sitúa cerca de Caniás y lindante con Guasillo.

2) Ricardo Mur nos ha confirmado que, hace algunos años, un señor de Guasillo reconoció este despoblado como Castelillo.

3) Sus restos se localizan a escasos metros de las aguas del barranco de Castelillo (o Castetiello, que es como lo conocen en esa zona).

Castelillo se localiza en un pequeño plano, orilla orográfica derecha del barranco de Castetiello. Del viejo despoblado perviven una decena de grandes amontonamientos de piedras, algunos muy llamativos, principalmente por sus dimensiones. También llamó nuestra atención una fresquera, todavía en pie, por supuesto muy posterior al despoblado, levantada con piedras de este. Las fresqueras eran pequeñas construcciones ideadas para guardar los alimentos, el botijo o la bota de vino, cuando se iban a hacer faenas de recolección en verano. Por el contrario, no supimos localizar restos de cerámica. Debemos admitir que nuestra búsqueda no fue tan exhaustiva como en otras ocasiones, quizá deslumbrados por el descubrimiento de la iglesia.

Algo aislada del poblamiento, hacia el norte, sobre una pequeña elevación, se edificó la iglesia de San Salvador, difícilmente reconocible en la actualidad. Posee alargada planta rectangular y cabecera plana orientada al este. Sus paramentos se elevaron con sillarejos de calibre grueso, muy regulares, que en la actualidad apenas levantan del suelo entre 3 y 6 hiladas. El hueco de la puerta de acceso abre al sur, descentrado hacia los pies. Mide 11 metros de largo por 4,90 de ancho. El espesor mural ronda los 0,70 metros.

En algún momento que desconocemos, relativamente reciente, se armó un muro de piedra que divide en dos la parte más elevada del despoblado. La construcción de este muro se ajustó a la cabecera de la iglesia, aprovechando el paramento oriental como dique. Por este motivo, se aprecia una parte (lado sureste) de la cabecera plana del templo recrecida con mampostería, al no dar los restos de la iglesia la altura suficiente para el muro.

Por la orientación, las dimensiones, la situación de la puerta de acceso y, sobretodo, el aparejo, inducen a llevar su cronología a época medieval. De hecho, la iglesia de San Salvador de Castelillo aparece documentada desde el año 1079. No son tan inusuales las iglesias de cabecera plana en templos medievales en esta comarca. Se asemeja bastante a otras –muy desconocidas– ubicadas en otros despoblados medievales relativamente cercanos, como las de Claraco o Borihuela, ambas arrasadas, aunque todavía visibles. Más conocida es la ermita de San Julián de Asprilla (o Aspirilla) de Espuéndolas, también rematada con testero recto.

Los escasos restos de la iglesia de Castelillo se habían mantenido inéditos hasta este momento. Una vez más, pudimos saborear el aroma de lo desconocido, de nuevo representado en forma de piedras. Son piedras mistéricas. Piedras con alma. Venerables piedras que han permanecido en silencio durante muchos siglos y que hoy, de nuevo, hablan. Piedras que el tiempo casi ocultó con una fina cortina vegetal de la que fue liberada hace unos pocos días para, de esta manera, entrar a formar parte del amplio listado de templos en ruina que estas montañas guardan. 


Cristian Laglera.


Artículo publicado en El Pirineo Aragonés el 6 de mayo de 2021.